viernes, 19 de septiembre de 2014

A 100 años de la Primera Guerra Mundial: Adiós a las armas

La Primera Guerra Mundial estalló por el asesinato de un archiduque austríaco en 1914. Cuatro años después, aún en guerra, un joven norteamericano llamado Ernest Hemingway se enroló en el frente italiano como conductor de ambulancias.
Tiempo después del final de la guerra, en 1929, Hemignway publicó su tercera novela, "Adiós a las armas", donde relata la historia de un conductor de ambulancias que resulta herido y luego conoce y se enamora de una enfermera durante su internación.
Adivinaron: "Adiós a las armas" es en su mayor parte autobiográfica.
Se trata de una novela directa, cruda y bella. Hemingway narra con encanto su peregrinaje por la Europa bombardeada hasta que consigue escapar de la guerra cruzando un lago italiano en dirección a Suiza.
Todo es encantador y trágico.
Todo, hasta el final.
La Primera Guerra Mundial se llevó 9 millones de vidas, y resulta increíble pensar que de todas ellas no se llevó la de Hemingway. De haber sido así, nos hubiésemos perdido a uno de los más geniales novelistas de la historia, pero decir esto es injusto y cruel con los que sufrieron a las víctimas.
Tan injusto y cruel como una guerra.

 
 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Cine. Crítica: "El crítico"

Ficha técnica: El crítico (Argentina-Chile, 2013).
Dirección: Hernán Guerschuny
Elenco: Rafael Spregelburd, Dolorez Fonzi
Duración: 98 minutos
Mi puntuación: 1 estrella.



Hay algo que no me termina de cerrar en este tipo de películas argentinas: la involuntaria intención de aburrir. Tras una buena idea, un buen guión y un elenco de entrada atrayente, aparece una película lenta, de diálogos densos y forzados, personajes olvidables y una realización técnica dudosa. Es una pena ver esta película después de haber visto Relatos Salvajes. Si bien es cierto que la película de Szifrón puso el listón demasiado alto, es evidente que algunos otros directores argentinos todavía no entienden que las películas hay que hacerlas para el público, y no para ellos mismos y sus amigos cinéfilos (o críticos).
Como dije, la película es aburrida. A la media hora de cinta me di cuenta de que aún no había conflicto, de que lo único que estuve viendo fueron escenas de la vida cotidiana de Victor, el protagonista. Y la verdad, para ver la vida de un tipo, prefiero ver la mía. O al menos la de un tipo interesante, porque el personaje de Víctor, si bien intenta ser parco y seco y poco amigable, lo que finalmente pasa es que uno no logra simpatizar con él. Por otro lado, además, Víctor tiene una sobrina adolescente, un personaje chato que parece sacado de "La ciénaga" y que hace pensar por qué los directores tienen esa creencia de que un personaje desalmado, sin ángel, que habla con una monotonía que exacerba, que dice las líneas como si las estuviera leyendo del guión, por qué creen que eso es darle prestancia a un film. Ver este tipo de personajes naif en las películas argentinas verdaderamente cansa.
Para la hora de película nos damos cuenta de que lo más importante es ver si el protagonista consigue o no departamento nuevo para vivir. Esa parece ser la única cuestión del relato, y ciertamente es muy poco atractivo. En serio, no me interesa ver una película donde tengo que esperar hasta el final a ver si un tipo consigue o no departamento.
El personaje de Dolores Fonzi está bien, pero habla con acento mezcla porteño con modismos españoles, y resulta un tanto impostado y disonante. Llega a molestar al oído.
El chiste de que durante toda la película los pensamientos de Victor sean en francés no llega a ser gracioso. Está bien, quizá la intención no era hacer un chiste, pero de todas maneras en casi ningún momento de la cinta encontramos momentos graciosos. Encontramos intenciones. Pero no alcanza. Ningún personaje genera empatía.
Para el final de la historia se suceden una serie de escenas que le dan a la película un aire de thriller tan inesperado como desubicado, fuera de contexto con el tono que venía trayendo el relato.
En un reportaje a Hernán Guerschuny leí que el director se quejaba de la poca difusión y las pocas posibilidades que tiene el cine nacional frente a las películas norteamericanas. Esto puede ser cierto, pero películas como "El crítico" no ayudan a llevar al gran público al cine. O, en todo caso, ayudan a que el gran público elija las norteamericanas.